Los más grandes pensadores de la antigüedad que vio nacer nuestro Occidente, perfeccionaron su instrucción de los misterios egipcios. Y aquellos misterios no son otra cosa que lo que ahora conocemos como Ciencia Oculta, Hermetismo, Magia, Ocultismo, Esoterismo, etcétera. Papus no pretende dar la única respuesta posible a las cuestiones que aborda, sólo pretende que estos misterios sean admitidos como un instrumento de trabajo.
La Ciencia Oculta versa sobre las cosas que están fuera de la percepción de los sentidos, y especialmente sobre los hechos que no pueden explicarse por las leyes de la Naturaleza universalmente conocidas, pero cuyas causas son todavía un misterio para aquellos que no han penetrado de un modo bastante profundo en los arcanos de la Naturaleza para comprenderlos debidamente. Lo que puede ser oculto para una persona, puede ser- perfectamente comprensible para otra.
Cuanto más se desarrollan la espiritualidad y la inteligencia del hombre, mas se libra éste de las atracciones de los sentidos; cuanto más se acrecienta y se ensancha su poder de percepción, menos oculto le parece el proceder de la Naturaleza.
Lo oculto es de hecho lo que esta afuera del poder de los sentidos externos para percibirlo, pero que es perfectamente perceptible y comprensible para la inteligencia interior espiritual, después de haberse desarrollado y hecho activos los sentidos internos del hombre. Las ciencias ocultas no son las ciencias imaginarias que nos describen las enciclopedias; son ciencias reales, verdaderas y muy peligrosas en manos del que no hace de ellas el uso debido.
Enseñan las fuerzas e influencias secretas de las cosas de la Naturaleza desarrollando los poderes ocultos latentes en el hombre, gracias a lo cual dan a éste enormes ventajas sobre los mortales más ignorantes.
El ocultismo se ocupa en el estudio de los mundos superfísicos, que, como tales, escapan a la observación de nuestros sentidos ordinarios. Revela al iniciado la Naturaleza tal y como es en realidad, y no tal como se la suele juzgar por las apariencias; estudia no solamente los fenómenos físicos cuyo origen nos es desconocido, si no también aquellos que escapan a nuestros sentidos físicos, pero que pueden ser comprendidos e interpretados debidamente por nuestro sentido íntimo.
El estudio del ocultismo, que lleva a cabo Papus, es mucho más que una simple aventura del espíritu. El autor traspone los estrechos ámbitos de una común curiosidad por lo arcano y proporciona atinadas respuestas a múltiples fenómenos suprafísicos.
Cuanto más ahondamos en el conocimiento de los textos herméticos, más nítidamente captamos las relaciones entre todas las ciencias.
Al mismo tiempo, después de la lectura del libro, se arraiga la convicción de que los antiguos fueron calumniados por desconocimiento, pues entre ellos y los científicos actuales hay, en muchos casos, sólo una diferencia de lenguaje.
Papus –médico educado en los principios del positivismo- con sus profundos análisis, nos franquea el acceso al mundo invisible.
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