Brujas De Zugarramurdi

Brujas de Zugarramurdi

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Hacia 1500 se abren varios procesos contra los brujos y brujas de la sierra de Amboto (en el Señorío de Vizcaya) en la que se dice que vive una especie de divinidad llamada la “Dama de Amboto“.

Entre 1609 y 1612, docenas de aldeanos murieron a causa de la brujería. Pero no por las artes oscuras de hechiceros, sino por la acusación de sus vecinos

En esta ocasión ya se habla de rituales de adoración al diablo en figura, entre otras, de macho cabrío (un testimonio de la época dice: “se dice y confiesa por muchas personas haber visto al diablo y hablándole, veces en figura de cabrón y otras veces en figura de un mulo grande y hermoso… y dicen éstas que se reconciliaron y confesaron su error…”).​ Siete años después aparece otro foco de brujería en un lugar no precisado que hace que intervenga el tribunal de la Inquisición española de Logroño, produciéndose la quema de unas treinta supuestas brujas.​

En 1517 se publica un tratado sobre supersticiones (Tractatus de Superstitionibus) de Martin de Arlés, canónigo de Pamplona, que parece que se escribió en el siglo anterior, y en el que se refiere a las brujas del reino de Navarra. En el libro recoge la idea tradicional de la Iglesia, que arranca de Agustín de Hipona, que considera que lo que hacen las brujas es una ilusión provocada por el diablo.

“El mismo Satán, a cada una de estas mujeres las capta, y, subyugadas por su misma infidelidad y dormidas, las hace ver, por medio de la fantasía, que se transforman en distintas formas y semejanzas de criaturas… de suerte que habiendo tenido el ensueño la mujer infiel cree que lo ha experimentado no en el ánimo, sino que le ha ocurrido corporalmente”.​

Brujas de Zugarramurdi es el nombre con el que se conoce el caso más famoso de la historia de la brujería vasca y posiblemente de la brujería en España. El foco de brujería se encontró en la localidad del Pirineo navarro de Zugarramurdi y el proceso fue llevado por el tribunal de la Inquisición española de Logroño. En el auto de fe celebrado en esa ciudad los días 7 y 8 de noviembre de 1610, dieciocho personas fueron reconciliadas porque confesaron sus culpas y apelaron a la misericordia del tribunal, pero las seis que se resistieron fueron quemadas vivas y cinco en efigie porque ya habían muerto.

Goya | San Valentin | Sabbats
El Aquelarre, cuadro de Francisco Goya (Museo Lázaro Galdiano, Madrid). El “cuadro queda dominado por la figura de un gran buco bobalicón y cornudo, que bajo la luz de la luna avanza sus patas delanteras en gesto tranquilo y mirada ambigua para recibir de dos brujas la ofrenda de niños que tanto le agradan… Ello evoca la descripción recogida por Mongastón [del proceso de las Brujas de Zugarramurdi de 1610] que refiere cómo dos hermanas, María Presona y María Joanato, mataron a sus hijos “por dar contento al demonio” que recibió “agradecido” el ofrecimiento… [También] vemos a media docena de niños, varios de ellos ya chupados, esqueléticos y a otros colgados de un palo”.

A finales de 1608 volvió a Zugarramurdi para trabajar de criada una mujer de veinte años que había emigrado hacía cuatro con sus padres a una localidad costera del Labort. Allí oyó historias de brujas y se hizo una de ellas durante dieciocho meses.

En Zugarramurdi empezó a contar sus experiencias y en una ocasión dijo que había visto en uno de los akelarres a María de Jureteguía, vecina del pueblo. Cuando esta se enteró de lo que se decía de ella afirmó “con grandes voces y enojo” “que no era bruja y que era gran maldad y… falso testimonio que le levantaba la francesa“.

Sin embargo, la delatora consiguió convencer a la gente de que era cierto lo que afirmaba y hasta el marido y la familia de la presunta bruja le creyeron, lo que hizo que María de Jureteguía se derrumbara y confesara ser bruja desde niña y que su tía María Chipía de Barrenetxea era quien le había enseñado.

Después, sintiéndose perseguida por las brujas que querían que volviera a los akelarres, dio más nombres de brujos y de brujas y sus casas fueron allanadas en busca de sapos, compañeros y protectores de las brujas. Finalmente todos ellos, siete mujeres y tres hombres, acabaron haciendo una confesión pública en la iglesia parroquial. Sin embargo, tras arrepentirse los vecinos los perdonaron.

600px Zugarramurdi Cueva | Brujas De Zugarramurdi | Mitología
Cueva de Zugarramurdi (Sorginen Leizea) donde se reunían los brujos y las brujas para celebrar el aquelarre.

Mucha ideología, menos religión

Hay que entender lo ocurrido como la consecuencia de un proceso de cambio en la historia europea, que Azurmendi considera como el momento en el que nace la ideología, es decir, “el abandono de tener que legitimar el estado de cosas político-social de la monarquía mediante la pura religión y su reemplazo por formas simbólicas y culturales de legitimación mucho más complejas, como por ejemplo, el pacto con el diablo considerado como crimen político de lesa majestad divina punible con la pena de muerte”.

Si tú quieres volver independiente el País Vasco, inventas que existe un conflicto político ancestral entre España y el País Vasco

La acumulación de poder (judicial, legislativo y coercitivo) en manos de los monarcas absolutistas los empujó a buscar nuevas coartadas para emplear mano dura con el pueblo con el objetivo de pugnar en fronteras, como la del Bidasoa, la más antigua de Europa: “Para levantar esa frontera hubo que construirla antes en la imaginación de los fronterizos: a base de amedrentar a la población fronteriza que ni hablaba francés ni español y que la traspasaba sin saber que pasaba una frontera. La persecución de una supuesta brujería echó el cemento para sedimentarla en la mente de la población”.

Azurmendi compara repetidamente la situación vivida en las aldeas con aquella que tuvieron que afrontar los internos de los campos de concentración. Por una parte, “la situación de absoluta alienación de la personalidad en la que quedaba el campesino acusado, arrancado de su familia, llevado preso a cien kilómetros de su aldea, encerrado en una mazmorra, incomunicado bestialmente durante meses o años y sometido a incomprensibles interrogatorios hasta que se declarase culpable, si no quería ser sometido al tormento o tortura”. Aquellos que lograron sobrevivir a las acusaciones, “quedaron como despojos humanos”.

La persecución que se repite a lo largo de los siglos

Un círculo vicioso del terror que favorecía la denuncia del vecino, y que el antropólogo considera parte del “lote humano de nuestras sociedades”. “Entre nosotros, los vascos, hasta ayer mismo un vecino siempre podía decir ‘algo habrá hecho’ ante un asesinado de ETA para quedar bien ante otros vecinos o hasta podía denunciar a alguien para congraciarse con ellos”, añade Azurmendi con conocimiento de causa, ya que ha sido víctima de dos intentos de atentado por parte de ETA, lo que le hizo abandonar en 2002 su plaza en la Universidad del País Vasco y marcharse a Estados Unidos.

La invención de enemigos ha sido, pues, un proceso recurrente a lo largo de los siglos. “Si tú quieres volver independiente el País Vasco, inventas que existe un conflicto político ancestral entre España y el País Vasco, te inventas batallas inexistentes de los vascos contra los españoles, borras de la memoria los hechos incontrovertibles de vinculación económico-social entre la tierra vasca y la española”, explica el profesor. “A ese conflicto lo calificas de genocida y decides hacer una lucha terrorista contra España –que llamas ‘frente militar’– para que parezca que hay un conflicto armado entre España y País Vasco”.

Mutatis mutandis, con la brujería pasó algo similar. Los teólogos forjaron para sí una imaginación demoníaca completamente nueva y, persiguiendo a la gente y obligándola a confesar lo que ellos querían, creyeron que era real aquello que habían imaginado”, añade Azurmendi, que asegura que ha escrito los dos volúmenes “pensando en las víctimas, en los únicos perdedores de la historia”.

The Witches Sabbath | Brujas De Zugarramurdi | Mitología
The Witches Sabbath – Francisco José de Goya

Un héroe para la eternidad

La razón por la que lo ocurrido en Navarra es uno de los procesos contra la brujería más conocidos de Europa es la localización en el año 1968 por Gustav Henningsen de toda la documentación inquisitorial, como explica Azurmendi, “pormenorizada hasta un extremo insólito gracias a un inquisidor de aquel tribunal que, tras desconfiar del procedimiento ilegal de sus dos colegas de tribunal, habló con más de mil acusados y levantó miles de folios de testimonios de víctimas y testigos directos”.

La Inquisición se comprometió a no ajusticiar nunca a nadie más por brujería

El justiciero se trataba de Alonso de Salazar y Frías, que se opuso a las teorías sobre la brujería fomentadas por puro interés y que consiguió, finalmente, que en 1614, que la Suprema de la Inquisición “se excusase de su mala información y de graves errores en toda aquella persecución, y adquiriera el compromiso de nunca más ajusticiar a nadie por brujería tras haber concedido amnistía completa a los penados en el Auto de Logroño de 1610”.

En 1617, el justiciero inquisidor informó al Alto Tribunal que la paz había retornado a la zona, lo que puso punto y final a uno de los episodios más oscuros de la historia de Europa, pero también de aquellos que mejor pueden ayudarnos a entender nuestro presente: “Para mí las víctimas del terrorismo etarra, del yihadismo musulmán, de las monarquías antiguas o modernas, de los nacionalismos nazifascistas o comunistas así como las de los inquisidores son igual de inocentes y la injusticia cometida contra ellas requiere nuestra mirada no sólo compasiva sino la que hagamos buscando la verdad”, concluye Azurmendi.


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