Las Saturnales (en latín Saturnalia) eran unas importantes festividades romanas. El poeta Catulo la llamó “el mejor de los días”, era “El día del Revés”.
La fiesta se celebraba con un sacrificio en el Templo de Saturno, en el Foro Romano, y un banquete público, seguido por el intercambio de regalos, continuo festejo, y un ambiente de carnaval en el que se producía una relajación de las normas sociales.
Las Saturnales se celebraban por dos motivos:
1. En honor a Saturno, dios de la agricultura.
2. Como homenaje al triunfo de un victorioso general (fiesta del triunfo).
Las primeras se celebraban del 17 al 23 de diciembre, a la luz de velas y antorchas, por el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, 25 de diciembre, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de invierno). Probablemente las Saturnales fueran las fiestas de la finalización de los trabajos del campo, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano.
La Saturnalia: eran siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos. Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno (en principio el dios más importante para los romanos hasta Júpiter), al pie de la colina del Capitolio, la zona más sagrada de Roma, seguido de un banquete público al que estaba invitado todo el mundo. Los romanos asociaban a Saturno, dios agrícola protector de sembrados y garante de cosechas con el dios prehelénico Crono, que estuvo en activo durante la mítica edad de oro de la tierra, cuando los hombres vivían felices, sin separaciones sociales. Durante las Saturnales, los esclavos eran frecuentemente liberados de sus obligaciones y sus papeles, en algunos casos, cambiados con los de sus dueños.
Cerraba el último día con la Larentalia, Larentinalia o Accalia dedicada a Acca Larentia, esposa de Fáustulo y nodriza de Rómulo y Remo que se celebraba el 23 de diciembre, en el Velabro, cerca de la Porta Romanula, un lugar donde según la tradición, fue enterrada Aca Larentia. El emperador Augusto ordenó que se celebrase dos veces al año.
La palabra latina “Acca” es de origen desconocido, en idioma griego, el término akko significa “mujer ridícula”, mientras que en sánscrito akka significa “madre”. Por eso, Acca Larentia podría ser identificada con la Mater Larum o “Madre de los Lares, esto es, de Rómulo y Remo, que más tarde fueron celebrados como Lares de Roma. Eso explica por qué durante la fiesta de la Laurentalia, los sacrificios eran celebrados por el Flaminis Quirinalis, sacerdote de Quirino, y nombre con el que se veneraba a Rómulo.
La identificación de Mater Larum explica por qué durante la Laurentalia, se ofrecían sacrificios a los Lares o espíritus benévolos de los antepasados, también de origen etrusco y cuya misión era proteger y bendecir a las familias y sus hogares frente a las amenazas externas.
Una vez más, la figura de Aca Larentia es identificada con una deidad ctónica, guardiana del mundo de los muertos, Larenta o Larunda, como era conocida entre los sabinos. Larenta o “Dea Muta” era una divinidad femenina del subsuelo y el inframundo. Sin embargo, Aca Larentia expresaba ideal y conceptualmente la unidad territorial de Roma, frente a la segmentación y fragmentación que representaban los Lares.
Posteriormente a estas celebraciones: el nacimiento del Sol y su nuevo período de luz fueron sustituidos por la Iglesia, quien hizo coincidir en esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret con el objetivo de acabar con las antiguas celebraciones. Gradualmente las costumbres paganas pasaron al Día de Año Nuevo, siendo asimiladas finalmente por la fiesta cristiana que hoy en día se conoce universalmente como el Día de Navidad.
Acca Larentia
En la mitología romana, Acca Larentia (‘ella que forma’) protagoniza dos leyendas:
- La primera de ellas, situada en el reinado de Rómulo o de Anco Marcio, dice que Acca Larentia, una de las más bellas mujeres de Roma, fue la mujer que Hércules ganó en una partida de dados al guardián de su templo. Una vez hubo gozado de ella, Hércules le aconsejó que se pusiese al servicio del primer hombre que encontrase. El afortunado fue un etrusco rico llamado Tarucio, que se casó con ella. Cuando aquél murió, Acca heredó toda su fortuna: grandes propiedades en las cercanía de Roma que ella, a su vez, terminó legando al pueblo. Acca Larentia desapareció, anciana, en el Velabro, sin dejar rastro, en el mismo lugar donde estaba sepultada la otra Larentia, protagonista de la segunda leyenda.
- En la segunda leyenda, Acca Larentia era la esposa de Fáustulo, pastor que salvó las vidas de Rómulo y Remo. Tuvo doce hijos y a la muerte de uno de ellos Rómulo tomó su lugar. Junto con los otros once se formó el colegio de los hermanos Arvales (Fratres Arvales). Es por ello que la Diosa se identifica con ese Colegio. El flamen Quirinalis actúa en el rol de Rómulo (deificado como Quirino) para llevar a cabo los ritos funerarios por su madre adoptiva.
Acca Larentia pudo haber sido la lupa (que en latín significa tanto «loba» como «prostituta») que amamantó a los gemelos.